lunes, 12 de noviembre de 2012

HISTORIA DEL TIGRE DE AMALFI

( VERSIÓN ORIGINAL DE DON ABELARDO JARAMILLO, UNO DE LOS CAZADORES )

Tomado de documento-cartilla de la Secretaría de Educación del Municipio de Amalfi de febrero de 2.000 

Esta es una historia de un tigre que hace 60 años devoró mil reses, aterrorizó a un pueblo y "tumbó un Alcalde"

Los expertos en tigres aseguraban que éste había subido a esta región montañosa desde Zaragoza y Segovia, huyendo del fuerte verano y de la apertura de selvas que hacían los colonos y mineros.

Cuando el felino comenzó a hacer estragos, varios aventureros emprendieron expediciones a los montes en busca del tigre malo. Pasaron semanas en las selvas pisteando sus caminos, amanecían subidos en zarzos para más seguridad. Se inventaban diferentes trampas, pero el animal no caía; una de ellas fue construida por Don Francisco Jaramillo y sus hijos, que habían descubierto en la montaña un camino del tigre, cavaron un hoyo de ocho metros de profundidad y lo taparon con hojas verdes y secas. Dos días después descubrieron que el tigre había caído, pero no estaba, pese a lo profundo del hoyo; aprovechó unas raíces de macana que quedaron en las paredes del hueco para impulsarse y escapar como un gato.
Debido a que las primeras acciones no dejaron resultados positivos y seguían desapareciendo cada día vacas, cerdos y bestias, se tenía que emprender una gran aventura.
Los hermanos Vásquez descubrieron la huella por donde el tigre había pasado, monte adentro. Se inventaron una trampa novedosa: una escopeta conectada a unas cuerdas sobre el camino del tigre, que al ser tocadas haría que el arma se disparara contra la fiera; a la mañana siguiente fueron a ver la trampa y encontraron la escopeta disparada y rastros de mucha sangre.

Un viernes 18 de noviembre de 1949, salieron 5 hombres para el monte: los hermanos Arturo, Antonio José y Miguel Vásquez; Francisco Jaramillo y su hijo Abelardo. Iban armados de escopetas viejas y machetes, acompañados de seis perros cazadores.
Se internaron por una trocha monte adentro; Abelardo soltó su perro Chapolo y salio en veloz carrera seguido por los otros cazadores que corrían con las escopetas listas. Al final de la trocha llegaron a una playita junto a un arroyo; ahí estaba el tigre agonizante. No era tan grande ( pesó 92 kilos y medio ), pero tenía unas formidables muñecas y apariencia imponente.

Como resistía a morir, fue rematado con un certero tiro en un oído; eran las diez de la mañana. Cortaron una vara fina de la que amarraron al tigre por las patas y entre Abelardo y Miguel lo sacaron del monte. En la finca de los Jaramillo lo envolvieron en costales y lo montaron en una mula.

Los cinco cazadores llegaron al pueblo con la fiera muerta, a las cuatro de la tarde; en el Alto del Zancudo se encontraron con la multitud. Fueron recibidos con banda de música, polvora, vivas y aplausos, que encabezaban el Alcalde y el Cura.
A raíz de la fiesta perdió su puesto el Alcalde Antonio Peláez, por malgastar veinte pesos del erario público. 

El tigre Muerto y sus cazadores
Monumento del tigre en la Plaza Principal

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